////////// RETOS DE LA ESCUELA Y UN PROFESORADO

Saber de dónde se parte permite hacer un ejercicio de pronóstico regulado por los parámetros que conducen el presente. ¿Eres capaz de nombrar cinco productos culturales que versen acerca de un futuro no distópico? Creo que la respuesta podría ser análoga en el terreno educativo. Esto no es casual: ser incapaces de plantear un futuro vivible para ti y para mí implica que nos sintamos inoperantes, resignados y maleables. Sin el anhelo de un favorable porvenir nos exponemos a un presente aliñado en cinismo y desencanto.

En otra línea, si en nuestro ideario común tenemos como menú epocal la castración discursiva de un futuro benévolo pero asumiendo que el progreso deviene tecnológico pero sin mayores replanteamientos, quizá sea cierto que nos vamos a la mierda. 

Lo mismo sucede con la educación. Hacer un ejercicio de prospectiva sin infrapeso y con un tono mínimamente imparcialidad, se torna harto complejo. 

Considero que en base al no replanteamiento ético, moral y discursivo de las intenciones aplicativas de la tecnología, se cuela toda una arquitectura discursiva mercantilista, dada por las generaciones que son lo suficientemente jóvenes para manejar dichos dispositivos, considerablemente solventes y potencialmente privilegiados. Y todo esto, cala en políticas educativas cuajadas de retóricas marquetinianas, visibles en formato gamificaciones que incentivan la competición y experiencias de éxito desde la individualidad. Habrá muchos retos y, en línea con este tipo de oratorias; que de superar algo, sean conceptos tales como la autosuperación y la autoexplotación que tienen las nuevas-viejas formas de dar clase.